Resulta curioso. El maratón es una carrera tan majestuosa y grande que en mi cabeza se entremezclaban tres estados de animo para contar, tres crónicas completamente distintas. Tres maneras de contar la misma carrera tan opuestas entre si que me hacían dudar. Al final, con mi vuelta a calzarme las zapatillas mi mente se aclaro y he decidido contaros parte de las tres sin escribir un libro de Petete inabarcable. Estas tres partes las he llamado LO ÉPICO, LO ATLETICO Y LO EMOTIVO. Aquí os dejo la primera.
LO ÉPICO. (MARATON DE BARCELONA 2015)
Poca gente lo sabe, pero el mismo tío que horas después colgaba un tweet orgulloso de su medalla estuvo a punto de salir de la carrera en los kilómetros 12, 15 y sobre todo en el km 16-17 mientras admiraba la majestuosidad de la Sagrada Familia. Me había preparado mentalmente para ello. Para aceptar sin dramas que mi pierna izquierda tenia un problema grave y parar en una cuneta.
El mismo jueves del maratón a las nueve de la noche estaba en la camilla de Soraya ( mi fisioterapeuta) recolocando mi cadera y sobre todo mi cabeza. Hacía más de un mes que me produje una elongación fuertísima en la inserción del isquiotibial izquierdo y estaba tullido. Corrí dos medias maratones(La Latina y La Tragamillas) «con un tiro en un ala» dándole vueltas a correr 42kms con ese dolor . El punto clave de abatimiento fue el domingo previo a la carrera. Corrí 12kms con dolor intenso y la certeza de que así,de ninguna manera podría correr 42kms.
Que grande es la mente humana. Poco a poco me fui armando de moral (supongo es mi naturaleza)y Soraya hizo el resto. No a nivel físico que casi ni me trato, a nivel mental. Me recordó el»Corre sin miedo» del maratón de Madrid. Me recordó cada duro entrenamiento que hice con la lesión y que su conclusión como profesional era, «Angel si no te has roto con todos esos duros entrenos, no te vas a romper ahora».
Tan fuera de carrera llegue a estar antes de empezar que me compre unas mallas compresoras casi para estrenar el día del maratón. Y ya en carrera con mi escolta Drinkingrunner fuimos avanzando kilómetros mientras la pierna me daba «rejones» en los kilómetros 12 y 15. Baldo muy pendiente de mi .Oscar también sintió mis problemas.
A mi el muro del Maratón de Barcelona me apareció en el km 16.Y la pierna me dio tal latigazo que mi sudor se volvió frío,la piel de mi espalda se erizo y mientras contemplaba La Sagrada Familia pensé que bueno…no estuvo mal, 16 kilómetros de aventura…La propia grandeza del monumento me inspiro un poquito y fui cambiando pensamientos negativos por positivos. Y seguí corriendo. Corriendo sin miedo. Recordé lo que pone en uno de mis brazos y mi otro brazo me recordó que lo imposible a veces sucede.
Y seguí corriendo.Analizando llegue a la conclusión que la pierna me daba el latigazo al relajarla en exceso. Que en cuestas o al apretar el ritmo dolía pero no chillaba. Y en esas llego la subida de Meridiana. Abandone momentáneamente a mi escolta, me hice a la izquierda siguiendo a la línea azul y en solitario comencé a subir «a mi manera» . El que ha corrido conmigo la conoce, justo la contraria a la que indican los manuales. Me gusta ir cuesta arriba.
Alzar la vista al punto mas alto y tratar de llegar lo mas rápido posible. Ese es mi plan. Un kilómetro y medio después estaba en la cima sonriendo y trotando muy despacio esperando a mis amigos. La pierna respondía, seguíamos en carrera con la certeza de haber localizado y controlado un problema. A Oscar y Baldo les solté 2 o 3 veces una carcajada diciéndole…» si me lo dicen el domingo!! 23kms ya,Oscar 23!» y no paraba de reír…había vencido mi particular «muro» en el km17 del maratón. Corría en pos del siguiente objetivo, llegar al km30.El plan continuaba…la tragedia y LO EPICO se me habían cruzado en un kilometro poco habitual.
Maratón de Barcelona
Leer LO ATLETICO
Leer LO EMOTIVO
Aviso,
Va una pequeña reprimenda
No sé que estamos haciendo mal. Hay que reflexionar porque algo estamos haciendo mal. ¿te suena de algo este texto ?
«En su interior sabia que tenia un tiro en un ala. En la intimidad confesaba a un desconocido el día anterior que su gemelo izquierdo no andaba bien. No lo decía abiertamente por temor a que le acusaran de poner excusas premaratonianas. A ese nivel pernicioso ha llegado esa estúpida costumbre del ambiente maratoniano de mentir sobre el estado de tus piernas. Alguien realmente con problemas no los confiesa»
¿por qué ocultamos nuestras lesiones?
¿por qué contamos sólo la «parte feliz» de todo?
¿qué nos impide ser sinceros?
como ves, escribo en segunda persona del plural, en «nosotros», algo estamos haciendo mal, todos y yo el primero …
Yo soy bastante transparente, si estoy bien lo digo y comento a priori mi objetivo. Pero si cuento mi problema, al segundo entrarian con lo del tapadismo, con que son molestias pre maraton, ya sabes. Preferi ahorrarmelas, solo yo se lo tocado que estuve. Lucho contra esas costumbres todos los dias…;)